Si hay una entidad referente en la lucha contra el cáncer infantil, esa es la Fundación Aladina. Cada año, paso a paso, va haciéndose popular y ganando prestigio en su cruzada por desvincular dos palabras que tendrían que no saber jamás la una de la otra: cáncer e infancia.
Lo triste, sin embargo, es que son muchos los pequeños de nuestro país, y de todo el mundo, los que se enfrentan a esta trágica enfermedad que, afortunadamente, una mayoría consigue dejar atrás.
Para que el éxito sea cada vez más, y para que un día podamos decir que todos nuestros niños están a salvo, hace falta dinero. Un dinero que se obtiene por bondad y se reinvierte en ciencia, que se destina, íntegro, a atender a familias, a cuidar a quienes lo necesitan, a probar nuevos fármacos, nuevas terapias, nuevos caminos para vencer al innombrable.
En su afán de obtener recursos, la Fundación Aladina lanzó su reto el pasado año: un pañuelo en cada cabeza, para mostrar nuestra solidaridad con los afectados y para darles visibilidad, de forma que pudieran sensibilizar a cuantas más personas mejor para colaborar en la erradicación de esta lacra.
En el Sagrado Corazón recogimos el guante y nos unimos al #pañuelochallenge. Querían tener 300 colegios al menos. Ya les falta uno menos. Les pedimos a nuestros profes y alumnos que vinieran hoy por aquí con el pañuelo en la cabeza: mirad las fotos. Hemos cumplido.
Y les pedimos también que, de forma voluntaria, quien lo deseara, aportara la simbólica cantidad de 1 euro. Muchos han sido incluso más generosos. Solo nos queda decir gracias a nuestra comunidad. ¡Qué gusto sentirse tan rodeado de compromiso y solidaridad.
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