Algunas obras de arte son pasaportes a la edad adulta. Todo el mundo las conoce, siquiera de oídas. A nadie se le escapa el sentimiento, la emoción o el pasaje de la Historia que relatan. Y, en consecuencia, estas obras forman parte del lenguaje universal de la ciudadanía toda.
Es lo que ocurre con El Guernica, el monumental retrato de la guerra civil española que Pablo Picasso pintó en 1937, desde Francia y se ha convertido en un icono de nuestro arte, quizá la obra más emblemática y universal que haya producido el genio español, con permiso, por supuesto del Quijote de Cervantes.
La semana pasada, los alumnos de 4° de primaria visitaron el Museo Reina Sofía, lugar en el que se exhibe desde hace años el cuadro del horror de Picasso. Allí, nuestros chicos aprendieron conceptos como memoria histórica, y en la forma en que vemos hoy la mirada con las que grandes artistas del pasado miraron su propio presente, y lo reflejaron en arquitectura, pintura, escultura, fotografía y cine.
Así que nuestros chicos se sentaron a descubrir lo que Picasso muestra en el Guernica, o a ver la realidad de aquella España en guerra de 1937 que nos presenta el también pintor Horacio Ferrer. También hicieron un repaso por otros movimientos artísticos como el surrealismo, con Dalí en su «Enigma sin fin»; o la obra de Ángeles Santos «Un mundo», o a Joan Miró con «Retrato».

