En el Instituto, como en la vida, no hay dos mañanas iguales. Las clases cambian, las actividades, los estados de ánimo, los contenidos que se aprenden… Y, en ocasiones, hasta cambia el decorado vital. Eso pasó este miércoles, 15 de noviembre, cuando nuestros alumnos de la ESO cambiaron los libros por un balón ovalado, y las aulas por un campo de rugby.
Y es que, dado que, en sus clases de Educación Física, están haciendo iniciación a este noble deporte, nuestro profesor responsable, Fran, decidió llevarles a ver cómo es un campo de verdad y cómo son unos entrenadores especializados, los del Vallecas Rugby Unión, que goza de unas preciosas instalaciones municipales en Entrevías. Por cierto, que uno de los entrenadores, Álvaro Caparrós, es ex alumno de nuestro cole, y bien que se le notó por el trato cariñoso con el que enseñó a sus todavía amigos.
Y en eso se fue la mañana. En aprender a hacer placajes, en conocer a fondo las reglas: que es un «avant», cómo es el fuera de juego, qué hay que saber para hacer un buen placaje, qué se considera falta, y qué no lo es; cuando ocurre una melé, cómo se miden las fuerzas entre los dos equipos, cuándo se consigue un ensayo, qué es eso de tirar a palos…
Se dividieron, nuestros alumnos, en ocho grupos. Cuatro de chicos, y cuatro de chicas. Luego, para el partidillo final, se mezclaron por cursos -que no por sexos- y vimos auténticas carreras con ensayos
«Oye, se les da muy bien ¡Unos cuantos deberían apuntarse y venir todas las semanas», era el comentario más escuchado entre los entrenadores y entrenadoras del Rugby Unión. Y, de vuelta al colegio, en el tren de Cercanías, pudimos comprobar que quizá sus sueños se hagan realidad, a juzgar por algunas conversaciones que escuchamos los profes en las que algún alumno aseguraba que se iba a apuntar unos meses a ver si le gustaba tanto como este día.