Por fin llegó uno de los días más deseados por todos; la excursión de final de curso. El lunes deseábamos que fuese miércoles para poder soñar esa noche con todo lo que sucedería al día siguiente (verídico ????).
Como la marea roja, los niños de 4° y 5° iniciamos el viaje en el tren de Cercanías con destino El Escorial. Descubriendo como el paisaje cambia a la salida de Madrid nos van recibiendo las dehesas y las primeras montañas.
Llegamos al pie del monte Abantos y empezamos con una visita por los Reales jardines de la Casita del Príncipe. Allí entre secuoyas gigantes y jardines imaginamos a los reyes y nobles paseando. Nos perdemos por un laberinto y descubrimos carpas y sapos, escuchamos el vuelo de los insectos y el trinar de las aves.
Nuestra ruta sigue por el bosque de La Herrería. Un ecosistema en el que las monitoras nos ayudan a identificar huellas de mamíferos y aves según su silueta.
Para tanto gasto de energía se hace necesario una parada a comer, compartiendo comida, charlas, risas y juegos.
Nos ponemos en camino de nuevo, no sin antes revisar que hayamos dejado todo el lugar bien limpio. Y tan bien estaba, que un par de urracas no se han podido llevar ni una miga.
Camino del monasterio nos encontramos la imagen de un edificio poderoso, lugar de retiro y oración de un rey, Felipe II.
Accedemos al Patio de los Reyes y la Basílica con sus inmensos órganos y pinturas en las bóvedas.
Al salir por la majestuosa puerta del monasterio sólo nos queda el regreso entre risas y charlas, recoger alguna piña como recuerdo y contar en casa todas las experiencias vividas.
Os dejamos unas fotitos del día: