Dice Conchi, la directora académica de Infantil, Primaria y ESO, que llevaba ya muchos años deseando que el colegio Sagrado Corazón tuviera un huerto. Y que de pocas cosas se siente tan orgullosa como de haber impulsado, este curso por fin, la puesta en marcha de ese sueño largamente larvado.
Eligió el sitio, diseñó en su cabeza cómo debía hacerse… y descubrió que no había entre su claustro nadie que supiera cómo hacerlo. Así que tocaba dedicarse a algo que nos encanta… buscar ayuda en nuestra comunidad educativa. Y fue entonces cuando apareció un ángel.
Responde al nombre de Juan Vicente Guerrero, es padre de dos alumnos mellizos de 4º de Primaria, y tiene en su pueblo un huerto, en su cabeza el conocimiento de siete sabios y en su alma la generosidad para darse sin límites.
Gracias a Juanvi levantamos unas jardineras que se llevaron por delante 1.000 ladrillos y muchas horas de esfuerzo. Gracias a Juanvi vertimos 6.000 kilos de tierra en esas jardineras y les pusimos un riego automático; y gracias a él nuestros alumnos pudieron sembrar, con sus propias manos, pimientos, acelgas, lechugas, calabaza, tomates, judías, espinacas, girasoles y pepinos. Por ahora.
Y cuando terminamos de sembrar… mayo y junio decidieron traer el diluvio. Y sus aguas, tan imprescindibles para los pantanos y para la vida misma, llegaron a anegar tanto el huerto que muchas de las verduras que habíamos sembrado se ahogaron.
Pero ahí estaba Juanvi, una vez más, reponiendo el género, pasándose temprano cada mañana, aconsejando a los profes involucrados, invitándonos a no desalentarnos, prediciendo con antelación la evolución de todo, dándonos claves, revelándonos secretos que solo los buenos hortelanos conocen.
No podemos estarle más agradecidos. Y así lo escribimos, para dar a conocer a toda nuestra comunidad tan generosa actitud. Y para animaros a participar en el cole con aquello que creáis que puede ser bueno para nuestros alumnos, que son vuestros hijos e hijas. Venid a nosotros. Proponednos. Somos todo oídos.
Queremos darle también las gracias a la Asociación Padre Pulgar, que aprobó la inversión que el huerto requería y que nos apoya en cada iniciativa que nace del claustro.
Nos despedimos ya, aunque todavía nos quedan un montón de cosas que contaros, este curso ha sido fecundo en propuestas y en actividades, y nos gusta contarlas a través del blog.
Os dejamos unas fotitos de ese huerto que nos hace sentir tan alegres. Gracias, una vez más, a nuestro amigo y ángel de la guarda Juan Vicente Guerrero.
